lunes, 28 de abril de 2014

EL BUSCAVIDAS.

FICHA TÉCNICA
Dirección: Robert Rossen
Guión: Robert Rosse & Sidney Carroll (Novela: Walter Tevis).
Música: Kenyon Hopkins.
Fotografía: Eugene Shuftan
Reparto: Paul Newman, Jackie Gleason, George C. Scott, Piper Laurie, Myron McCormick, Murray Hamilton, Vincent Gardenia, Michael Constantine
Productora: 20th Century Fox

La película que nos ocupa es El Buscavidas (The Hustler) del director Robert Rossen, protagonizada por Paul Newman, en el papel de Eddie Felson un buscavidas profesional de billar y alcohólico que va por locales de billar desplumando a competidores junto con su socio Charlie.

En esto se encontraban cuando llegan a un local en el que un tipo les habla del Gordo de Minnesota, que no ha sido derrotado en 15 años, por lo que Eddie se empecina en querer retarlo. Una vez el Gordo de Minnesota hace acto de aparición comienza a ser derrotado por Eddie, quien, tras emborracharse, ya que ambos oponentes habían mandado a un chico a que les trajera whisky, comienza a no dar pie con bola y de los 18.000 dólares que le había ganado al Gordo, se queda únicamente con 200 para disgusto de Charlie, que le recrimina que no sabe retirarse cuando debe, por lo que los dos socios acaban yéndose cada uno por un lado.

En una estación de autobuses, Eddie guarda sus pertenencias y se acicala un poco, va hacia un bar donde pide un café solo, sentándose al lado de una chica a la que ha visto y con la que comienza a hablar, se queda dormido tras las 25 horas de juego en las que ha participado y es ella la que paga el café y se va. Poco después vuelve a encontrársela, ambos tienen problemas con la bebida, pero él va a vivir con ella comenzando juntos una relación.
Charlie se presenta un día sin previo aviso, en el piso de la chica, buscando a Eddie, para llevárselo con él como hacían antes, pero él se niega, al final Charlie termina confesándose ante Eddie.

Eddie sufre la rotura de sus dedos pulgares y una fuerte agresión en un antro en el que derrota a un jugador de poca monta al que despluma sin problemas.

Eddie comienza un trato, posteriormente, con Gordon, quien había presenciado la partida de éste con el Gordo, pero Gordon no es trigo limpio, solo está interesado en el dinero. La aparición de éste personaje traerá la perdición para Sarah, que acabará suicidándose en la habitación del hotel en el que los tres se encuentran, tras la victoria, muy sufrida, de Eddie sobre otro tipo en otra modalidad de billar en la que no era tan experto, el estilo libre.

Finalmente Eddie vuelve al lugar donde tuvo su enfrentamiento con el Gordo de Minnesota para volver a retarlo, tras el cambio sufrido en él, lo derrota y planta cara a Gordon quien le dice que no vuelva a visitar nunca una sala de billar.

Una de las grandes películas del cine americano de los 60, en la que Paul Newman ofrece una de sus grandes interpretaciones, encarnando a un personaje extremo, que se deja guiar por sus vicios, el billar y la bebida, hasta que las dificultades a las que se enfrenta parece que le hacen entrar en razón y cambiar lo necesario en él para dejar de ser, como Gordon le recuerda en ocasiones, un perdedor; para convertirse en un ganador. Eddie Felson se torna inmortal gracias a su interpretación, recuperado éste personaje por el mismo actor en el film El Color del Dinero, dirigido por Martin Scorsese, una secuela que como film está bien, no es de las mejores de Scorsese, pero tampoco es la peor que tiene, sin embargo puede achacársele que sea una secuela innecesaria y el hecho de que a pesar de ser un buen film no llegue a la altura de la cinta de Rossen.

George C. Scott en el papel de Gordon se muestra a la altura, en un personaje que le viene como anillo al dedo, además de ese gran Gordo de Minnesota, hombre callado, gran jugador de billar, calmado en todo momento por su gran confianza en sí mismo o la joven Sarah, chica con problemas como el alcoholismo, que vive atormentada por su pasado y vuelve a estarlo por su presente, razón por la que se quita la vida.

En la película se muestran temas como el de adicción en lo referente al alcoholismo, el alienamiento, del que la pareja protagonista es un claro ejemplo, porque no encajan en una sociedad como en la que viven, el carácter de buscavidas de él le trae problemas, como la agresión; el egoísmo o la avaricia, que pueden hacer que las personas toquen fondo y pierdan lo que han ganado con su esfuerzo, esto último, sin embargo lo apreciamos solamente en los personajes masculinos, Sarah parece ser la única que no posee estos sentimientos sobre el dinero.

Llama la atención el personaje de Charlie, cuando se confiesa ante Eddie le dice: “Tú eres lo único que me importa”, frase un tanto singular para que un socio le diga a otro, por lo que podríamos intuir una homosexualidad encubierta en el personaje, lo cual se encontraba latente en algunos personajes masculinos de films del Hollywood de la época.

La dirección de Rossen hace que la historia no decaiga en ningún momento, dándole el ritmo necesario para que el espectador mantenga la atención en todo momento y se sumerja en la historia.

Cabe mencionar que lo que Charlie o Gordon hacen en el film que nos ocupa con Eddie, es lo que él en su vejez haría con Vincent, interpretado en El Color del Dinero por Tom Cruise, sin embargo Eddie volverá a ponerse frente a una mesa de billar en la película de Scorsese.

El carácter alcohólico de Eddie lo hace caer en picado, como el protagonista de Días sin Huella de Billy Wilder que comparte con el de Paul Newman su cabezonería que le hace no ser capaz de cambiar ante los problemas, como si fuera voluntad suya el autodestruírse.

Gordon le dice que tiene talento pero que perdió por su carácter. Los personajes se muestran no como rol, están vivos y sufren lo que da un gran realismo a la película, de hecho no vemos lo que solemos entender por “happy ending”, a pesar de salir victorioso de su partida tiene que pagar un alto precio por ello.

La fotografía en blanco y negro semejante a la de los films noir ayudan en la ambientación de la historia y favorecen en al ambiente ayudando a crear una atmósfera agobiante.

Otro de los temas que podemos encontrar en la película es el poder del dinero, el poder que ejerce en las personas, de forma que muchos son capaces de cualquier cosa con tal de enriquecerse, aunque ello conlleve mal para quienes les rodea.


En definitiva, una gran película sobre un antihéroe, que nos muestra a personajes con problemas que sienten y padecen lejos de frases estereotípicas y situaciones efectistas. 

lunes, 21 de abril de 2014

UN CORAZÓN EN INVIERNO

FICHA TÉCNICA
Director: Claude Sautet
Guión: Claude Sautet, Jacques Fieschi, Jerome Tonnerre
Música: Maurice Ravel
Fotografía: Yves Angelo
Productora: Film Par Film/Orly Films
Reparto: Daniel Auteuil, Emmanuelle Béart, André Dussollier, Brigitte Catillon, Maurice Garrel, Myriam Boyer

Estamos ante un film dirigido por el francés Claude Sautet en el que se nos cuenta la historia de un triángulo amoroso protagonizado por Maxime, Stéphane y Camille.

Maxime es el jefe y amigo de Stephane, al que le confiesa que ha comenzado una relación con la joven Camille; Stéphane tras ir conociendo cada vez más a la joven parece estar también enamorado de ella, no obstante cuando la joven violinista se enamora por fin de él éste se muestra indiferente afirmándole que no siente lo mismo por ella, esta atracción supone una especie de ruptura incipiente con su socio y jefe Maxime.

El mundo en el que se mueve Stéphane es el de la apariencia, al menos es lo que en algunos momentos nos deja entrever el personaje con su actitud. Parece ser una persona fría y distante, o al menos es un papel que desempeña, ejemplo de ello es cuando le dice a la joven que “odia la palabra enamorado”.

Por otro lado Maxime y Camille parecen más “pasionales” en cuanto a su manera de comportarse, de sentir, en comparación con Stéphane.

Otro dato a tener en cuenta puede ser el hecho de que Stéphane actúe de ésta manera como una especie de mecanismo de defensa, para proteger esa imagen de sí mismo que quiere proyectar a los demás, a modo de máscara bajo la que se siente menos vulnerable; teoría que no resultaría descabellada si nos fijamos en el final de la película, Camille se va con Maxime, quedando Stéphane solo tras rechazar a la chica, lo cual nos puede llevar a pensar que el personaje interpretado por Daniel Auteuil la rechazó siendo consciente de lo que habría traído consigo esa “atracción” por la violinista, la ruptura ya no sólo laboral, sino también de la amistad entre los dos personajes masculinos, de este modo las palabras que en una conversación dice él a la chica dándole a entender que él y Maxime “no son amigos”, no serían más que parte del papel que el personaje quiere desempeñar, por lo que la teoría de la apariencia cobraría más peso.

Siguiendo con las apariencias, éstas parecen tener bastante peso entre los personajes del film, ejemplo que podemos ver durante la escena de la cena en la que tienen una conversación superflua sobre Cultura, en la que el único personaje que se posiciona es Stephane; conversación ésta que podemos relacionar con otra que sucede también durante una cena en la reciente La Gran Belleza de Paolo Sorrentino o, incluso, la del film Cachè de Michael Haneke, en la que también tiene un papel protagonista Daniel Auteuil.

En ambos films mencionados encontramos personajes con similitudes a los de la película que nos ocupa, personajes que se mueven en el ámbito artístico-cultural que parecen más preocupados por aparentar ser que por lo que verdaderamente son.
El tratamiento que se hace de la historia de amor entre los personajes, sobre todo con el final de la misma, nos puede hacer evocar a la clásica Casablanca de Michael Curtiz donde encontramos también un triángulo amoroso.

Uno de los mayores aciertos que le encuentro a esta película es en lo referente al tratamiento de la historia, no se pierde el tiempo en explicaciones absurdas, los detalles importantes se nos muestran mediante los diálogos y comportamientos de los personajes, se muestra lo justo para que el espectador, sin ser éste un film de gran complejidad narrativa, interprete el porqué los personajes actúan de determinada manera, incluso en la historia de amor de Camille y Stéphane, que nos lleva a evocar otra película, en esta ocasión In the Mood for Love del hongkonés Wong-Kar Wai, en la que los dos personajes, interpretados por Andy Lau y Maggie Cheung, no sucumben a su amor para no traicionar a sus respectivas parejas y por miedo al “que dirán”.

Si el personaje interpretado por Auteuil es verdaderamente de la forma en que se comporta, dejando ahora de la do la teoría de la máscara, no va a cambiar, como tampoco lo hace el asexuado profesor al que da vida Robert Mitchum en la La Hija de Ryan de David Lean, donde ve cómo su mujer se enamora de un militar que acaba suicidándose, teniendo que huir con posterioridad junto a su mujer del pueblo en el que viven por un linchamiento de sus vecinos a la adúltera esposa.

Cabe destacar, que considero que lo único que media entre los personajes es la música, apaciguándolos. Ella con su carrera musical, él con su labor de fabricación y reparación de instrumentos, haciendo valer ese dicho de la sabiduría popular que reza: “La música amansa a las fieras”.

Como ya hemos comentado a pesar de no ser un film de extremada complejidad narrativa, no muestra de manera explícita todo lo necesario para entender las motivaciones de éstos seres, eso es labor que el espectador debe llevar a cabo, prestando atención a lo que sucede, porque este es un film basado en la apariencia, como los personajes que muestra; parece que no está sucediendo nada, pero, en realidad, son muchas las cosas que suceden, pero es la naturalidad con la que se muestran lo que las hace verosímiles, de ahí que tengamos que mostrar especial atención a los detalles y diálogos e interpretar luego. No vemos personajes vacíos, no vemos situaciones sin sentido dentro de la historia que se nos muestra.

Incluso la forma en que está rodada nos ayuda a prestar atención a esos detalles, no hay efectismos, no hay recursos cinematográficos de gran complejidad técnica, sencillez, continuidad, fluidez narrativa, pues el ritmo con el que se nos cuenta la historia nos hace sumergirnos en ella, no nos sentimos abrumados por exceso de acontecimientos o frenetismos, así como tampoco sentimos sopor por lentitud o tiempos muertos, otro de los aciertos de un film que con el paso de los años se está forjando un hueco entre las videotecas personales de los cinéfilos de a pie.

lunes, 7 de abril de 2014

LA FELICIDAD DE LOS KATAKURI

O LA SERIE Z JAPONESA QUE NO FUE.

FICHA TÉCNICA
Dirección: Takashi Miike
Guión: Kikumi Yamagishi
Música: Kôji Endo, Kôji Makaino
Fotografía: Hideo Yamamoto
Reparto: Kenji Sawada, Keiko Matsuzaka, Shinji Takeda, Naomi Nishida, Kiyoshiro Imawano, Tetsuro Tamba, Kenichi Endo
Productora: Shochiku

La película que nos ocupa es La Felicidad de los Katakuri, del director japonés Takashi Miike, conocido por su estilo estrambótico, rozando la serie B, Z en ocasiones; sus adaptaciones de manga y por dos remakes de dos películas de samurais bastante recientes: 13 Assassins y Hara-Kiri: Death of a Samurai, remake bastante digno ésta última de la obra maestra de Masaki Kobayashi Harakiri; ambos films de Miike, se tornan a mi juicio, de momento como sus mejores films, al contrario que la obra que nos ocupa.

Cuenta la historia de una familia japonesa que se instala en mitad de un paraje natural donde forman un hotel para albergar a viajeros que por allí pasen, no obstante los pocos huéspedes que llegan a tener traen a la familia diversos problemas porque comienzan a aparecer muertos. El tono de la película me recuerda al de un film cómico de terror de la década de los 70, también japonés, titulado House (Hausu) de Obayashi. Con determinados detalles animados, en este caso en stop motion, números musicales, y un recurso que siempre he considerado de lo más chabacano, esos insertos del personaje que sale en plano, en miniatura. Los números musicales se tornan un tanto mal llevados, y en ocasiones demasiado fuera de tono, ralentizando una historia que podría haberse contado en un medio metraje perfectamente.

Bien es verdad que Takashi Miike es fundamentalmente un director de evasión y entretenimiento, a pesar de ese estilo suyo más cercano al anime en muchas ocasiones, que al cine japonés de maestros como Kurosawa, Mizoguchi o Yasujiro Ozu, teniendo algunas películas que podrían verse emparentadas con el cine un coetáneo suyo Takeshi Kitano, más que nada cuando han tocado la temática yakuza o la ya comentada de samuráis, donde han hecho gala de un estilo más clásico y un mejor hacer dentro de sus respectivas filmografías. El problema es querer otorgarle al cine de Miike un status que no le pertenece, más allá de la pura evasión que ofrece su cine, como parece ser que le otorgan determinados sectores y que el propio director parece que se intenta otorgar en esta película, concretamente al final, cuando la voz en off de uno de los protagonistas suelta su arenga sobre la vida; lo cual, habiendo visto la película me resulta un “discurso” fuera de lugar y del tono que ofrece. También es verdad que no es una película para tomársela en serio, y que tampoco es pretensión de Miike, al menos aparentemente, que nos la tomemos en serio, no obstante si te dedicas al cine de entretenimiento, considero que es fundamental que el ritmo siga una que haga que la historia avance y que no sumerja al espectador en un estado en el que termine deseando a eso de la mitad del film que termina ya. Si he de señalar una virtud del director es su libertad para hacer lo que le viene en gana, algo que vemos reflejado aquí perfectamente, y que ha demostrado en otros casos como Gozu, Ichi the Killer o Audition.

Considero que no podría emparentar este film con otros de tinte surrealista, hablo de films de directores como Buñuel o Lynch, ya que en La Felicidad de los Katakuri, surrealismo hay poco, tal vez únicamente la escena de stop motion con la que se abre la película. Su factura se muestra un tanto pobre, así como los números musicales parecen salidos de un mal programa televisivo, los actores sobreactuados, encarnando personajes que podríamos enmarcar dentro del frikismo japonés.

Cabe comentar lo mucho que se habla sobre el valorar obras de poca importancia o de menor calidad artística con la alta cultura, sin embargo, en muchas ocasiones se valora a Takashi Miike como si se estuviera valorando a uno de los grandes maestros del cine japonés y eso es un problema, un problema que en esta época que se ha denominado Postmodernidad se da en todos los ámbitos y que está trayendo una degeneración de las Artes, donde se valora de la misma manera el film que nos ocupa que Cuentos de Tokio del maestro Ozu, cosa ésta que observo en algunos compañeros que parecen guiarse más por esa pseudo-intelectualidad del gafapastismo que por una verdadera pasión por el Cine.


En definitiva, una fallida película de Takashi Miike, quien, a mi juicio y como he comentado anteriormente, ha realizado sus mejores películas con los dos remakes de películas clásicas de samuráis antes mencionadas, pero que nos ha entregado otros films bastante entretenidos dentro del tipo de cine que hace, como son: The Bird People in China, una de las mejores que ha realizado, Cementerio Yakuza, Crows Zero, Crows Zero II o el thriller de culto Audition.

lunes, 31 de marzo de 2014

FRESAS SALVAJES

RECUERDOS, CONMEMORACIONES Y PROBLEMAS DE FAMILIA.

Dirigida por: Ingmar Bergman.
Guión: Ingmar Bergman.
Fotografía: Gunnar Fischer
Música: Eric Nordgren
Montaje: Oscar Rosander
Producción: Allan Ekelund
Reparto: Victor Sjöström, Bibi Andersson, Ingrid Thulin, Gunnar Björnstrand, Max Von Sydow

En el año 1957, el maestro sueco Ingmar Bergman firma una de sus obras más conocidas, Fresas Salvajes, en la que se nos narra la historia de Isak Borg, un reputado profesor de física que va a recibir el Honoris Causa en la ciudad de Lund. Para ello emprende un viaje en coche acompañado de su nuera, que ha decidido dejar al hijo del anciano, por el camino conocerán a tres jóvenes a los que llevarán con ellos, así como a un matrimonio con problemas a los que tendrán que dejar abandonados en la carretera por el comportamiento que experimentan; además, el anciano profesor rememorará varios episodios de su infancia y juventud en algunas de las paradas que harán por el camino.

Al principio del film somos partícipes de una escena onírica, en la que el protagonista se encuentra en soledad, en plena calle desierta, donde observa un reloj sin manecillas, ¿tal vez un sueño profético de que se acaba el tiempo del anciano? ¿Su vida va a pararse dentro de poco?, si unimos esto a la carreta fúnebre tirada por dos caballos podemos, entonces, establecer una interpretación “más firme” sobre ello. De esa carreta se desprende un ataúd, del que se abre la tapa y para asombro del pobre Isak, quien se haya dentro es él mismo en lo que parece antojarse como un sueño premonitorio de una cercana muerte del protagonista, que ya se encuentra en una edad “avanzada”. Esta escena, una vez la contemplamos, destaca ante el resto del metraje del film por asemejarse en mayor medida al cine mudo, con tintes del Expresionismo alemán, sin embargo la carreta en sí bien podría ser un homenaje al film sueco de 1921 dirigido y protagonizado por el propio Victor Sjöström y titulado La Carreta Fantasma, film que como el propio Bergman declaró en más de una ocasión, ha sido de gran influencia para él.

El personaje encarnado por Sjöström se nos muestra al principio de la cinta como un viejo gruñón y cabezona, que se empecina en ir en coche hasta la ciudad en la que se le concederá el Honoris Causa, ante la negativa de su sirvienta. Por lo que finalmente es acompañado por su nuera, que estaba alojándose en su casa, ya que va a romper su relación con el hijo de Isak.
Conforme vamos avanzando el relato, apreciamos los temas que suelen ser comunes en la filmografía bergmaniana, el matrimonio; ejemplificado aquí por el hijo de Isak y su esposa, interpretada por Ingrid Thulin; así como la desesperante pareja con la que tienen el accidente de coche. Problemas conyugales que son una constante en la filmografía del director sueco, como nos hacen ver Secretos de un Matrimonio o su secuela Saraband, testamento fílmico del director, así como Las Mejores Intenciones, que, a pesar de estar dirigida por Bille August, cuenta con guión de Bergman.
Otro de los temas que apreciamos en el film que nos ocupa es el de la religión, presente en los jóvenes que son recogidos por Isak y su nuera, sobre todo en los dos personajes masculinos, los cuales discuten sobre temas de carácter teológico en más de una ocasión, posicionándose cada uno en un bando concreto, siendo los dos personajes una metáfora del eterno enfrentamiento entre religión y escepticismo; por esta razón, así como por el tinte existencialista que desprende la cinta en diversas ocasiones, el hijo de Isak, que argumenta desear morir o el propio Isak, podemos ligar Fresas Salvajes con otro de los filmes más conocidos de este creador, El Séptimo Sello, en el que la muerte incluso tiene una encarnación física y de su partida de ajedrez con el personaje encarnado por Max Von Sydow, depende la vida de éste último. El tiempo en la película cobra un gran protagonismo, pasa inexorable, de ahí esa confrontación entre juventud y vejez que apreciamos, los flashbacks en los que el protagonista recuerda episodios pasados, o el ya mencionado reloj sin manecillas.

El ritmo de la película es lento, debemos ver esta obra sin prisas, atendiendo a los detalles que se nos presentan. Los personajes son los que mueven la acción, los cuales están llevados de una forma tan magistral que hacen que el ritmo pausado de que hace gala la película no nos haga caer en sopor. Nos interesamos por los personajes, por los problemas que afrontan, los cuales se tornan cotidianos, propios de cualquier viandante con el que podamos cruzarnos una mañana cualquiera, propios de cualquier matrimonio, como ese hastiado hijo de Isak, alter-ego del propio Ingmar Bergman probablemente, con su bella esposa, que espera un hijo que él no desea.

Latente en esta cinta, junto a ese enfrentamiento vejez-juventud, nos encontramos al trío de jóvenes, que suponen un la visión de la nuevas generaciones, frente a las mayores, de ideas que van quedando obsoletas, ejemplo que vemos en Isak, y sobre todo en su anciana madre, en una escena en la que los planos y contraplanos de la madre de nuestro protagonista, con el personaje encarnado por Ingrid Thulin nos dan una idea del enfrentamiento que el autor quiere plantear con ello haciendo a los espectadores partícipes de ello.


Debemos citar, el viaje en coche también como una metáfora, no solamente es un viaje que los va a llevar a su destino, Lund, sino también a afrontar su pasado, presente y futuro, sus problemas, y la solución a los mismos. En realidad, el reconocimiento que el anciano protagonista va a recibir es algo secundario, lo que interesa es él, su vida, de la que conocemos aspectos por las digresiones que el personaje tiene en determinados momentos, recordando escenas de su infancia y juventud, de la que como espectadores somos partícipes, concluyendo el film con una en la que Isak va a reunirse con sus padres, en lo que se torna una sutil forma de dar muerte a un hombre cansado, de hacerlo redimirse de sus errores y hacerlo por fin descansar, en esa reunión con sus progenitores, los cuales se encuentran en aquel lugar que todos, en algún momento, terminaremos visitando.

lunes, 17 de marzo de 2014

ATRAPADO EN EL TIEMPO O CÓMO ÉSTO YA LO HE VIVIDO.

Título Original: Groundhog Day.
Año: 1993.
Director: Harold Ramis.
Guión: Danny Rubin, Harold Ramis (Historia: Danny Rubin).
Música: George Fenton.
Fotografía: John Bailey.
Reparto: Bill Murray, Andie MacDowell, Chris Elliott, Stephen Tobolowsky, Brian Doyle-Murray, Marita Geraghty, Angela Paton, Rick Ducommun, Rick Overton, Michael Shannon.
Productora: Columbia Pictures.

Cuenta la historia de Phil (Bill Murray), el hombre del tiempo de una cadena de televisión que es enviado, un año más a cubrir el Día de la Marmota al pueblo de Punxstawnwey. Sin embargo, él y sus dos compañeros tienen que pasar la noche en el pueblo, de modo que cuando Phil despierta al día siguiente se encuentra con que es de nuevo el Día de la Marmota, día tras día lo mismo, da igual lo que haga, hasta que encuentra la redención en el amor de su productora y es cuando amanece un nuevo día.

Nos encontramos con Groundhog Day ante un carácterístico film comercial de principios de los 90. Película de referencia para gran parte del público, que contribuyó bastante a popularizar al actor Bill Murray.
Nos encontramos ante una comedia, género en el que vale todo (o casi todo) por lo que los desfases que el protagonista comete pueden aceptarse sin entrar en debates, a priori absurdos, sobre la verosimilitud de algunos de ellos o lo descabellados que puedan llegar a ser, puesto que en un tipo de comedia como la que nos ocupa, considero que este debate no tiene sentido.

La película de Ramis, se basa en diversos tópicos, desde la misma trama romántica de la misma, a los propios personajes, siendo el único que hace avanzar el relato el personaje de Phil, motor de las acciones que se llevan a cabo en la película.
Bajo mi punto de vista, el problema de esta comedia radica en cierto aire de film de sobremesa televisivo, principal defecto del que pueden pecar diversas producciones de finales de los 80 y principios de los 90, más destinadas al entretenimiento.

Pasando a analizar aspectos técnicos del film, podemos decir que el ritmo que posee la beneficia, por ello el entretenimiento que otorga no decae en ningún momento, haciendo que el espectador lo pase bien viendo a ese apático protagonista hacer actos descabellados que soluciona posteriormente por el hecho de despertar en el mismo día. Por otra parte, nos cuenta la historia de un personaje antipático, creído y que causa irritación a quienes les rodea, pero que encuentra la redención una vez que consigue cambiar consiguiendo a la chica; ésto es algo muy común en este tipo de producciones, que podemos relacionar, aunque sin el tono romántico, con el personaje de Cuento de Navidad, que también es partícipe de una forma de “castigo” para que su comportamiento mejore, encontrando un cierto aire moralista en la historia, donde el pequeño toque de ciencia-ficción no es más que un vehículo para la redención.

Podemos además encajar este film dentro de la categoría de viajes en el tiempo, que tuvo en las décadas de los 80-90 un gran auge dentro de la producción norteamericana, con exponentes de la talla de la Trilogía de Regreso al Futuro de Robert Zemeckis, así como Terminator y Terminator 2 de James Cameron.

lunes, 10 de marzo de 2014

Steve McQueen y el drama humano.

12 AÑOS DE ESCLAVITUD

FICHA TÉCNICA
Director: Steve McQueen
Guión: John Ridley (Biografía de Solomon Northup)
Música: Hans Zimmer
Fotografía: Sean Bobbit
Reparto: Chiwetel Ejiofor, Michael Fassbender, Lupita Nyong'o, Benedict Cumberbatch, Paul Dano, Paul Giamatti, Sarah Paulson, Brad Pitt, Michael K. Williams, Alfre Woodard

El director británico Steve McQueen da el salto a Hollywood con su tercer largometraje, llegando en los recientemente celebrados Premios Oscar a alzarse con el premio a Mejor Película. Si este premio es merecido o no, es algo que no vamos a analizar, lo que sí es de comentar es que el bueno de McQueen mantiene su estilo en este tercer largometraje. Un estilo caracterizado por una dirección que aboga por los planos de larga duración, siendo destacable el uso del plano-secuencia que viene haciendo en su cine, los estéticos encuadres, con una fotografía muy particular, tal vez propiciada por su director de fotografía habitual Sean Bobitt. Nuevamente, el director nos cuenta una historia de gran crudeza, si bien en su primer largometraje, Hunger, era la historia de un preso del IRA que se ponía en huelga de hambre hasta llegar al fatal desenlace; en su segunda película, titulada Shame, nos cuenta otra forma de prisión, la prisión psicológica que padece un joven apuesto y adinerado de la ciudad de Nueva York, prisión psicológica por padecer una gran adicción al sexo, la cual conforme avanza el film, lejos de disminuir va en aumento; en esta tercera película es otra especie de prisión la que machaca al protagonista, la de la esclavitud, siendo sometido a torturas y trabajos en una plantación de algodón en el sur de los Estados Unidos.

Cabe mencionar, que si en sus dos anteriores films el protagonista era el actor Michael Fassbender, que realizaba unas actuaciones de un grandísimo nivel; en 12 Años de Esclavitud, el protagonismo es de Chiwetel Ejiofor, pasando el anteriormente mencionado actor germano-irlandés a realizar un papel secundario en el film; aunque no por ello de menor calidad, si bien el papel de Ejiofor puede ser el mejor de su carrera o uno de los mejores, cabe destacar la labor de Fassbender, quien se come la pantalla en las escenas en las que aparece, junto a la joven Lupita N’yongo, cuya interpretación de la joven esclava por la que el déspota señor siente algo más que cariño, es de elogiar. En el resto del elenco destacan Benedict Cumberbatch, quien aunque no posee un papel en el que pueda explayarse demasiado, se ha situado como un gran actor con sus trabajos y en este film se mantiene más que correcto, causando simpatía en el espectador; por otra parte Paul Dano, que goza de pocos minutos, pero lleva al extremo a su personaje, su labor es buena, pero su interpretación es similar a otras que ya ha realizado anteriormente con mayor protagonismo, recuérdese There Will Be Blood de Paul Thomas Anderson. La mujer del personaje de Fassbender, se muestra fría, en un papel en el que encaja muy bien, siendo ella la culpable de los mayores arrebatos de furia del tiránico negrero. Otras apariciones que debemos comentar son las de Paul Giamatti, el actor italoamericano es quien encarna al encargado de vender a Solomon al Sr. Ford, un papel demasiado escueto para un actor de su talla; Michael K. Williams que interpreta al negro que asesinan en el barco y, como no, Brad Pitt, productor de la película que se reserva un pequeño papel, a mi juicio uno de los pocos fallos de la película. Cuando el personaje de Brad Pitt tiene su primera escena suelta una perorata anti-esclavitud demasiado obvia, no me encaja con el tono de la película que durante el resto del metraje se dedica a mostrarla sin discurso obvio ninguno, con gran realismo y crudeza, por lo que este discurso hace que la escena se convierta en un spot propagandístico contra la esclavitud. Sobra esa escena, no es necesaria, cualquier persona en su sano juicio es consciente de la lacra que la esclavitud es, pero aquí viene la pregunta: Sin esa escena con ese discurso, ¿se habría llevado la película el Oscar a la Mejor Película? Podemos debatir al respecto.

Por otro lado, otra cosa que me falla de la película es el final, bien es verdad que está basada en una historia real y todo eso, pero considero que mostrar el reencuentro con su familia no hace otra cosa que fomentar de una manera demasiado trillada el efecto lacrimógeno, al espectador le hubiera bastado con que tras el plano de espaldas de Solomon en la calle frente a su casa, hubieran salido los créditos finales, se hubiera entendido igualmente y no se habría recurrido al recurso del efectismo buscando la lágrima, ¿una imposición del estudio? puede que sí o puede que no. Con esto no quiero que parezca que he cambiado de opinión con respecto a la película y el buen hacer de su director, simplemente creo que hubiera ganado aún más puntos habiéndose desarrollado de otra manera lo que he comentado o habiéndose suprimido directamente.

Si queremos comparar el tratamiento que en el film se realiza de la esclavitud un referente muy cercano en el tiempo con el que podemos compararlo es la última película de Quentin Tarantino Django Unchained, que data de 2012. Mientras que el film de Tarantino es una historia de venganza, sangrienta, con momentos de humor negro y absurdo, cierto desenfreno, cargada de diálogos y el tan común debate sobre si la violencia que muestra es gratuita o no, que acompaña a la filmografía del director de la gran mandíbula, en el film de McQueen encontramos un tratamiento mucho más realista, la violencia que muestra es cruda, aquí no hay lugar para el absurdo ni el humor ¿negro? El film de QT tira más hacia el género western y la blaxploitation, mientras que 12 Años de Esclavitud deja el western de lado por el drama puro, más en la línea de Mogambo, y abandona por completo al héroe negro de los films de bajo presupuesto de los 70, no vemos a Shaft ni a Truck Turner. Se nos muestra una película completamente diferente al Django tarantiniano, a pesar de que ambas compartan algunas localizaciones en sus respectivos rodajes.

El film de McQueen es más crudo cuanto menos cortes muestra, gracias al realismo que otorgan las tomas largas y los planos secuencia, que dejan al espectador agotado ante lo que está viendo.

El sonido tiene gran importancia en la cinta, y no es de extrañar pues el apartado sonoro es espectacular, los golpes, latigazos y demás duelen de solo oírlos, mostrándonos otra gran labor en la producción del film.

Por último, la película podría ser un tercer volumen dentro de la filmografía de McQueen, puesto que con sus dos anteriores obras podría formar una trilogía. No obstante, volviendo a los dos aspectos que cambiaría del film, espero y deseo que el director británico no ceda en más cosas ante los grandes estudios para futuras producciones, ya que ello puede llevar a una decadencia en su cine y en su particular estilo, que podría llevarlo en picado.

domingo, 2 de marzo de 2014

CACHÉ

SUTIL RADIOGRAFÍA DEL SIGLO XXI.

Tras enfrentarme a un segundo visitando de éste film de Michael Haneke, se me vienen a la mente otros del mismo director como Funny Games, con el que guarda cierto paralelismo, como pueda ser el tema del acoso a la familia que protagoniza la historia. En cuanto a la forma en que en ésta película se nos muestra el acoso, mediante cintas de vídeo que muestran el exterior de la casa en que los personajes habitan, recuerdo la fantástica Carretera Perdida de David Lynch, donde también reciben vídeos, solo que en la cinta norteamericana en los vídeos que reciben los protagonistas se muestra el interior de su casa, por la noche, sugiriendo una invasión a la privacidad de esas personas, envuelta en un aura de misterio y con una atmósfera oscura y perturbadora.

En el caso de Caché, el tinte perturbador lo ponen los dibujos que acompañan a las cintas anónimas, y por contraposición a la cinta “lynchiana”, esta película de Haneke carece, aparentemente, de esa oscuridad; no obstante, el realismo de que hace gala el film es el que nos hace partícipes de la oscuridad, el lado oscuro del ser humano. Por otra parte, y tomando ahora como referencia los vídeos que envían a los personajes protagonistas, con ellos el director realiza un juego de confusión, como sucede con el inicio de la película en la que vemos un larguísimo plano fijo, en el que aparecen los créditos iniciales de la película, que una vez terminados dejan paso a la totalidad de ese plano fijo general; solamente nos percatamos de que algo no encaja cuando escuchamos unas voces en off que hablan y ruido de fondo, que junto al rebobinado de la imagen, haciéndonos ver que se trata de un “vídeo dentro de la película”.

Haneke rueda esta película en Alta Definición, sin artificios en su tratamiento de la imagen, así como tampoco en el montaje, haciendo gala de larguísimos planos estáticos o en movimiento. Pone en la boca de sus personajes diálogos de una gran naturalidad, y logra involucrar al espectador, mostrándole un film que por su naturalismo nos resulta más veraz. Dentro del mismo los temas que se tratan establecen un certero reflejo de la situación que vivimos en pleno siglo XXI, la invasión a la privacidad, la falsa realidad que los medios de comunicación nos venden a diario, el racismo, la desmemorización, la venganza…

La invasión a la privacidad se refleja en los vídeos anónimos y los dibujos que los acompañan, que son depositados en la puerta del domicilio de la familia protagonista, que tras recibir varias cintas se percatan de que los están vigilando, desconociendo el motivo de ello. A continuación, la falsa realidad que nos venden los medios de comunicación se nos muestra de varias formas, todas ligadas al ámbito televisivo; primero con los vídeos anónimos, ya que, en principio, desconocen quién los ha grabado y por qué; en segundo lugar, en una escena la pareja protagonista tiene puesto otro de los vídeos que han recibido y Georges lo quita, poniendo las noticias, su mujer, Anne, le pregunta por qué lo ha cambiado y él le responde “¿Qué más quieres ver?”, creo que esta frase traduce perfectamente el carácter dudoso de los medios de comunicación que hemos comentado; en tercer lugar, el padre de familia es presentador de un programa de televisión, en un par de ocasiones le vemos en el trabajo, donde parece gozar de cierto prestigio, lo cual se contrapone con la imagen privada del mismo, es alguien que siente miedo conforme la historia avanza, pierde los nervios y se encuentra en jaque y sin saber qué hacer ante la situación que se le ha presentado.

El tema del racismo es otro factor, que a mi juicio, debemos tener en cuenta al enfrentarnos a esta obra. Una vez se descubre quién está detrás de las grabaciones, vemos que se trata de un hombre argelino, que vive con su hijo. Éste hombre conoce a Georges desde la infancia pues era hijo de los empleados argelinos que trabajaban para los padres de Georges, los cuales murieron dejando al pequeño en soledad; a éste respecto, Georges pidió a sus padres que no adoptaran al crío. Por otra parte, cuando el matrimonio protagonista sale de comisaría, el personaje de Auteuil tiene un pequeño roce con un chaval de raza negra que iba en bicicleta y que casi le arrolla. Mi pregunta es la siguiente, ¿habría el personaje reaccionado de distinta forma con los otros dos, de no haber sido personas pertenecientes a otras razas? Puede que sí, puede que no. Con la introducción de Majid, el hombre argelino, tenemos que establecer también la relación con el tema del olvido y la “des-memorización”, ya que Georges no recordaba al principio ese episodio de su vida con la familia argelina, o al menos es lo que dice. También debemos enlazarlo con la venganza, pues este acoso a la familia Laurent por parte del personaje argelino, nos hace ver eso. No obstante, la venganza es un mero vehículo aquí para mostrar un problema que aqueja a la sociedad en general, la falta de empatía, una falta de empatía que se muestra de manera de bidireccional.

Ante esto que comentamos surgirá una pregunta, la cual es completamente normal una visto el film: ¿Quién grabó los vídeos Majid o su hijo? Pregunta que Haneke no quiere respondernos, puesto que quien grabase los vídeos carece de importancia, es solamente un vehículo mediante el que mostrar los verdaderos problemas que se critican en la película, involucrando de esta manera de forma directa a los espectadores e invitándoles a la reflexión, haciendo, además otro ejercicio para que los espectadores se involucren más, si es eso posible, mediante la aparente confusión de no saber en ocasiones qué forma parte de la película de Haneke y qué forma parte de los vídeos que reciben la familia Laurent, para que sea el público el que descodifique lo que está viendo. Para mostrar esto Michael Haneke se salta el conocido MRI, haciendo un ejercicio de estilo completamente contrario desde la estructura de la película, pasando por la estética, la ausencia de música, la fotografía, etc., forma de realizar su obra que se muestra en armonía con su filmografía, viendo claros ejemplos de ello en la anteriormente mencionada Funny Games, en Código Desconocido o en 71 Fragmentos de una Cronología del Azar, solamente por nombrar algunas dentro de su filmografía. Y es que los personajes de Caché se mueven en un terreno muy común en la actualidad, el de la apariencia, razón por la que Georges recrimina a su mujer cuando ésta saca a relucir el tema de las cintas de vídeo durante el transcurso de la cena con sus amigos; apariencia también de Anne no quedándonos muy claro si mantiene un idilio con Pierre, tal y como sospecha el hijo de ésta, Pierrot; la apariencia de Georges, su imagen ante las cámaras de televisión como alguien digno de admiración que choca por completo con su imagen en la privacidad, presa del miedo, y habiendo protagonizado hechos de dudosa moralidad.

En definitiva, nos encontramos ante una película diferente, que trastoca el conocido Método de Representación Internacional, donde aquello que percibimos como la historia que se nos muestra en primer término puede resumirse en pocas palabras, mientras que su fondo se encuentra repleto de críticas y alusiones a problemas que atañen a la sociedad contemporánea; una película que lo que muestra no es para nada gratuito, al contrario, para involucrar al espectador, para que éste reflexione sobre lo que ha visto, de una forma que solamente Haneke puede hacerlo, mostrándonos personajes inmersos en situaciones que bien podríamos vivir cualquiera, por ello no nos extraña que se alzara con el premio al Mejor Director en el Festival de Cannes por esta película.


FICHA TÉCNICA
Título original: Caché
Año: 2005
Director: Michael Haneke
Guión: Michael Haneke
Música: Varios
Fotografía: Christian Berger
Reparto: Daniel Auteuil, Juliette Binoche, Maurice Bénichou, Annie Girardot, Lester Makendonsky

Productora: Coproducción Francia-Austria-Alemania-Italia; Les Films du Losange/Wega Film/Bavaria Film/BIM Distribuzione