lunes, 31 de marzo de 2014

FRESAS SALVAJES

RECUERDOS, CONMEMORACIONES Y PROBLEMAS DE FAMILIA.

Dirigida por: Ingmar Bergman.
Guión: Ingmar Bergman.
Fotografía: Gunnar Fischer
Música: Eric Nordgren
Montaje: Oscar Rosander
Producción: Allan Ekelund
Reparto: Victor Sjöström, Bibi Andersson, Ingrid Thulin, Gunnar Björnstrand, Max Von Sydow

En el año 1957, el maestro sueco Ingmar Bergman firma una de sus obras más conocidas, Fresas Salvajes, en la que se nos narra la historia de Isak Borg, un reputado profesor de física que va a recibir el Honoris Causa en la ciudad de Lund. Para ello emprende un viaje en coche acompañado de su nuera, que ha decidido dejar al hijo del anciano, por el camino conocerán a tres jóvenes a los que llevarán con ellos, así como a un matrimonio con problemas a los que tendrán que dejar abandonados en la carretera por el comportamiento que experimentan; además, el anciano profesor rememorará varios episodios de su infancia y juventud en algunas de las paradas que harán por el camino.

Al principio del film somos partícipes de una escena onírica, en la que el protagonista se encuentra en soledad, en plena calle desierta, donde observa un reloj sin manecillas, ¿tal vez un sueño profético de que se acaba el tiempo del anciano? ¿Su vida va a pararse dentro de poco?, si unimos esto a la carreta fúnebre tirada por dos caballos podemos, entonces, establecer una interpretación “más firme” sobre ello. De esa carreta se desprende un ataúd, del que se abre la tapa y para asombro del pobre Isak, quien se haya dentro es él mismo en lo que parece antojarse como un sueño premonitorio de una cercana muerte del protagonista, que ya se encuentra en una edad “avanzada”. Esta escena, una vez la contemplamos, destaca ante el resto del metraje del film por asemejarse en mayor medida al cine mudo, con tintes del Expresionismo alemán, sin embargo la carreta en sí bien podría ser un homenaje al film sueco de 1921 dirigido y protagonizado por el propio Victor Sjöström y titulado La Carreta Fantasma, film que como el propio Bergman declaró en más de una ocasión, ha sido de gran influencia para él.

El personaje encarnado por Sjöström se nos muestra al principio de la cinta como un viejo gruñón y cabezona, que se empecina en ir en coche hasta la ciudad en la que se le concederá el Honoris Causa, ante la negativa de su sirvienta. Por lo que finalmente es acompañado por su nuera, que estaba alojándose en su casa, ya que va a romper su relación con el hijo de Isak.
Conforme vamos avanzando el relato, apreciamos los temas que suelen ser comunes en la filmografía bergmaniana, el matrimonio; ejemplificado aquí por el hijo de Isak y su esposa, interpretada por Ingrid Thulin; así como la desesperante pareja con la que tienen el accidente de coche. Problemas conyugales que son una constante en la filmografía del director sueco, como nos hacen ver Secretos de un Matrimonio o su secuela Saraband, testamento fílmico del director, así como Las Mejores Intenciones, que, a pesar de estar dirigida por Bille August, cuenta con guión de Bergman.
Otro de los temas que apreciamos en el film que nos ocupa es el de la religión, presente en los jóvenes que son recogidos por Isak y su nuera, sobre todo en los dos personajes masculinos, los cuales discuten sobre temas de carácter teológico en más de una ocasión, posicionándose cada uno en un bando concreto, siendo los dos personajes una metáfora del eterno enfrentamiento entre religión y escepticismo; por esta razón, así como por el tinte existencialista que desprende la cinta en diversas ocasiones, el hijo de Isak, que argumenta desear morir o el propio Isak, podemos ligar Fresas Salvajes con otro de los filmes más conocidos de este creador, El Séptimo Sello, en el que la muerte incluso tiene una encarnación física y de su partida de ajedrez con el personaje encarnado por Max Von Sydow, depende la vida de éste último. El tiempo en la película cobra un gran protagonismo, pasa inexorable, de ahí esa confrontación entre juventud y vejez que apreciamos, los flashbacks en los que el protagonista recuerda episodios pasados, o el ya mencionado reloj sin manecillas.

El ritmo de la película es lento, debemos ver esta obra sin prisas, atendiendo a los detalles que se nos presentan. Los personajes son los que mueven la acción, los cuales están llevados de una forma tan magistral que hacen que el ritmo pausado de que hace gala la película no nos haga caer en sopor. Nos interesamos por los personajes, por los problemas que afrontan, los cuales se tornan cotidianos, propios de cualquier viandante con el que podamos cruzarnos una mañana cualquiera, propios de cualquier matrimonio, como ese hastiado hijo de Isak, alter-ego del propio Ingmar Bergman probablemente, con su bella esposa, que espera un hijo que él no desea.

Latente en esta cinta, junto a ese enfrentamiento vejez-juventud, nos encontramos al trío de jóvenes, que suponen un la visión de la nuevas generaciones, frente a las mayores, de ideas que van quedando obsoletas, ejemplo que vemos en Isak, y sobre todo en su anciana madre, en una escena en la que los planos y contraplanos de la madre de nuestro protagonista, con el personaje encarnado por Ingrid Thulin nos dan una idea del enfrentamiento que el autor quiere plantear con ello haciendo a los espectadores partícipes de ello.


Debemos citar, el viaje en coche también como una metáfora, no solamente es un viaje que los va a llevar a su destino, Lund, sino también a afrontar su pasado, presente y futuro, sus problemas, y la solución a los mismos. En realidad, el reconocimiento que el anciano protagonista va a recibir es algo secundario, lo que interesa es él, su vida, de la que conocemos aspectos por las digresiones que el personaje tiene en determinados momentos, recordando escenas de su infancia y juventud, de la que como espectadores somos partícipes, concluyendo el film con una en la que Isak va a reunirse con sus padres, en lo que se torna una sutil forma de dar muerte a un hombre cansado, de hacerlo redimirse de sus errores y hacerlo por fin descansar, en esa reunión con sus progenitores, los cuales se encuentran en aquel lugar que todos, en algún momento, terminaremos visitando.

lunes, 17 de marzo de 2014

ATRAPADO EN EL TIEMPO O CÓMO ÉSTO YA LO HE VIVIDO.

Título Original: Groundhog Day.
Año: 1993.
Director: Harold Ramis.
Guión: Danny Rubin, Harold Ramis (Historia: Danny Rubin).
Música: George Fenton.
Fotografía: John Bailey.
Reparto: Bill Murray, Andie MacDowell, Chris Elliott, Stephen Tobolowsky, Brian Doyle-Murray, Marita Geraghty, Angela Paton, Rick Ducommun, Rick Overton, Michael Shannon.
Productora: Columbia Pictures.

Cuenta la historia de Phil (Bill Murray), el hombre del tiempo de una cadena de televisión que es enviado, un año más a cubrir el Día de la Marmota al pueblo de Punxstawnwey. Sin embargo, él y sus dos compañeros tienen que pasar la noche en el pueblo, de modo que cuando Phil despierta al día siguiente se encuentra con que es de nuevo el Día de la Marmota, día tras día lo mismo, da igual lo que haga, hasta que encuentra la redención en el amor de su productora y es cuando amanece un nuevo día.

Nos encontramos con Groundhog Day ante un carácterístico film comercial de principios de los 90. Película de referencia para gran parte del público, que contribuyó bastante a popularizar al actor Bill Murray.
Nos encontramos ante una comedia, género en el que vale todo (o casi todo) por lo que los desfases que el protagonista comete pueden aceptarse sin entrar en debates, a priori absurdos, sobre la verosimilitud de algunos de ellos o lo descabellados que puedan llegar a ser, puesto que en un tipo de comedia como la que nos ocupa, considero que este debate no tiene sentido.

La película de Ramis, se basa en diversos tópicos, desde la misma trama romántica de la misma, a los propios personajes, siendo el único que hace avanzar el relato el personaje de Phil, motor de las acciones que se llevan a cabo en la película.
Bajo mi punto de vista, el problema de esta comedia radica en cierto aire de film de sobremesa televisivo, principal defecto del que pueden pecar diversas producciones de finales de los 80 y principios de los 90, más destinadas al entretenimiento.

Pasando a analizar aspectos técnicos del film, podemos decir que el ritmo que posee la beneficia, por ello el entretenimiento que otorga no decae en ningún momento, haciendo que el espectador lo pase bien viendo a ese apático protagonista hacer actos descabellados que soluciona posteriormente por el hecho de despertar en el mismo día. Por otra parte, nos cuenta la historia de un personaje antipático, creído y que causa irritación a quienes les rodea, pero que encuentra la redención una vez que consigue cambiar consiguiendo a la chica; ésto es algo muy común en este tipo de producciones, que podemos relacionar, aunque sin el tono romántico, con el personaje de Cuento de Navidad, que también es partícipe de una forma de “castigo” para que su comportamiento mejore, encontrando un cierto aire moralista en la historia, donde el pequeño toque de ciencia-ficción no es más que un vehículo para la redención.

Podemos además encajar este film dentro de la categoría de viajes en el tiempo, que tuvo en las décadas de los 80-90 un gran auge dentro de la producción norteamericana, con exponentes de la talla de la Trilogía de Regreso al Futuro de Robert Zemeckis, así como Terminator y Terminator 2 de James Cameron.

lunes, 10 de marzo de 2014

Steve McQueen y el drama humano.

12 AÑOS DE ESCLAVITUD

FICHA TÉCNICA
Director: Steve McQueen
Guión: John Ridley (Biografía de Solomon Northup)
Música: Hans Zimmer
Fotografía: Sean Bobbit
Reparto: Chiwetel Ejiofor, Michael Fassbender, Lupita Nyong'o, Benedict Cumberbatch, Paul Dano, Paul Giamatti, Sarah Paulson, Brad Pitt, Michael K. Williams, Alfre Woodard

El director británico Steve McQueen da el salto a Hollywood con su tercer largometraje, llegando en los recientemente celebrados Premios Oscar a alzarse con el premio a Mejor Película. Si este premio es merecido o no, es algo que no vamos a analizar, lo que sí es de comentar es que el bueno de McQueen mantiene su estilo en este tercer largometraje. Un estilo caracterizado por una dirección que aboga por los planos de larga duración, siendo destacable el uso del plano-secuencia que viene haciendo en su cine, los estéticos encuadres, con una fotografía muy particular, tal vez propiciada por su director de fotografía habitual Sean Bobitt. Nuevamente, el director nos cuenta una historia de gran crudeza, si bien en su primer largometraje, Hunger, era la historia de un preso del IRA que se ponía en huelga de hambre hasta llegar al fatal desenlace; en su segunda película, titulada Shame, nos cuenta otra forma de prisión, la prisión psicológica que padece un joven apuesto y adinerado de la ciudad de Nueva York, prisión psicológica por padecer una gran adicción al sexo, la cual conforme avanza el film, lejos de disminuir va en aumento; en esta tercera película es otra especie de prisión la que machaca al protagonista, la de la esclavitud, siendo sometido a torturas y trabajos en una plantación de algodón en el sur de los Estados Unidos.

Cabe mencionar, que si en sus dos anteriores films el protagonista era el actor Michael Fassbender, que realizaba unas actuaciones de un grandísimo nivel; en 12 Años de Esclavitud, el protagonismo es de Chiwetel Ejiofor, pasando el anteriormente mencionado actor germano-irlandés a realizar un papel secundario en el film; aunque no por ello de menor calidad, si bien el papel de Ejiofor puede ser el mejor de su carrera o uno de los mejores, cabe destacar la labor de Fassbender, quien se come la pantalla en las escenas en las que aparece, junto a la joven Lupita N’yongo, cuya interpretación de la joven esclava por la que el déspota señor siente algo más que cariño, es de elogiar. En el resto del elenco destacan Benedict Cumberbatch, quien aunque no posee un papel en el que pueda explayarse demasiado, se ha situado como un gran actor con sus trabajos y en este film se mantiene más que correcto, causando simpatía en el espectador; por otra parte Paul Dano, que goza de pocos minutos, pero lleva al extremo a su personaje, su labor es buena, pero su interpretación es similar a otras que ya ha realizado anteriormente con mayor protagonismo, recuérdese There Will Be Blood de Paul Thomas Anderson. La mujer del personaje de Fassbender, se muestra fría, en un papel en el que encaja muy bien, siendo ella la culpable de los mayores arrebatos de furia del tiránico negrero. Otras apariciones que debemos comentar son las de Paul Giamatti, el actor italoamericano es quien encarna al encargado de vender a Solomon al Sr. Ford, un papel demasiado escueto para un actor de su talla; Michael K. Williams que interpreta al negro que asesinan en el barco y, como no, Brad Pitt, productor de la película que se reserva un pequeño papel, a mi juicio uno de los pocos fallos de la película. Cuando el personaje de Brad Pitt tiene su primera escena suelta una perorata anti-esclavitud demasiado obvia, no me encaja con el tono de la película que durante el resto del metraje se dedica a mostrarla sin discurso obvio ninguno, con gran realismo y crudeza, por lo que este discurso hace que la escena se convierta en un spot propagandístico contra la esclavitud. Sobra esa escena, no es necesaria, cualquier persona en su sano juicio es consciente de la lacra que la esclavitud es, pero aquí viene la pregunta: Sin esa escena con ese discurso, ¿se habría llevado la película el Oscar a la Mejor Película? Podemos debatir al respecto.

Por otro lado, otra cosa que me falla de la película es el final, bien es verdad que está basada en una historia real y todo eso, pero considero que mostrar el reencuentro con su familia no hace otra cosa que fomentar de una manera demasiado trillada el efecto lacrimógeno, al espectador le hubiera bastado con que tras el plano de espaldas de Solomon en la calle frente a su casa, hubieran salido los créditos finales, se hubiera entendido igualmente y no se habría recurrido al recurso del efectismo buscando la lágrima, ¿una imposición del estudio? puede que sí o puede que no. Con esto no quiero que parezca que he cambiado de opinión con respecto a la película y el buen hacer de su director, simplemente creo que hubiera ganado aún más puntos habiéndose desarrollado de otra manera lo que he comentado o habiéndose suprimido directamente.

Si queremos comparar el tratamiento que en el film se realiza de la esclavitud un referente muy cercano en el tiempo con el que podemos compararlo es la última película de Quentin Tarantino Django Unchained, que data de 2012. Mientras que el film de Tarantino es una historia de venganza, sangrienta, con momentos de humor negro y absurdo, cierto desenfreno, cargada de diálogos y el tan común debate sobre si la violencia que muestra es gratuita o no, que acompaña a la filmografía del director de la gran mandíbula, en el film de McQueen encontramos un tratamiento mucho más realista, la violencia que muestra es cruda, aquí no hay lugar para el absurdo ni el humor ¿negro? El film de QT tira más hacia el género western y la blaxploitation, mientras que 12 Años de Esclavitud deja el western de lado por el drama puro, más en la línea de Mogambo, y abandona por completo al héroe negro de los films de bajo presupuesto de los 70, no vemos a Shaft ni a Truck Turner. Se nos muestra una película completamente diferente al Django tarantiniano, a pesar de que ambas compartan algunas localizaciones en sus respectivos rodajes.

El film de McQueen es más crudo cuanto menos cortes muestra, gracias al realismo que otorgan las tomas largas y los planos secuencia, que dejan al espectador agotado ante lo que está viendo.

El sonido tiene gran importancia en la cinta, y no es de extrañar pues el apartado sonoro es espectacular, los golpes, latigazos y demás duelen de solo oírlos, mostrándonos otra gran labor en la producción del film.

Por último, la película podría ser un tercer volumen dentro de la filmografía de McQueen, puesto que con sus dos anteriores obras podría formar una trilogía. No obstante, volviendo a los dos aspectos que cambiaría del film, espero y deseo que el director británico no ceda en más cosas ante los grandes estudios para futuras producciones, ya que ello puede llevar a una decadencia en su cine y en su particular estilo, que podría llevarlo en picado.

domingo, 2 de marzo de 2014

CACHÉ

SUTIL RADIOGRAFÍA DEL SIGLO XXI.

Tras enfrentarme a un segundo visitando de éste film de Michael Haneke, se me vienen a la mente otros del mismo director como Funny Games, con el que guarda cierto paralelismo, como pueda ser el tema del acoso a la familia que protagoniza la historia. En cuanto a la forma en que en ésta película se nos muestra el acoso, mediante cintas de vídeo que muestran el exterior de la casa en que los personajes habitan, recuerdo la fantástica Carretera Perdida de David Lynch, donde también reciben vídeos, solo que en la cinta norteamericana en los vídeos que reciben los protagonistas se muestra el interior de su casa, por la noche, sugiriendo una invasión a la privacidad de esas personas, envuelta en un aura de misterio y con una atmósfera oscura y perturbadora.

En el caso de Caché, el tinte perturbador lo ponen los dibujos que acompañan a las cintas anónimas, y por contraposición a la cinta “lynchiana”, esta película de Haneke carece, aparentemente, de esa oscuridad; no obstante, el realismo de que hace gala el film es el que nos hace partícipes de la oscuridad, el lado oscuro del ser humano. Por otra parte, y tomando ahora como referencia los vídeos que envían a los personajes protagonistas, con ellos el director realiza un juego de confusión, como sucede con el inicio de la película en la que vemos un larguísimo plano fijo, en el que aparecen los créditos iniciales de la película, que una vez terminados dejan paso a la totalidad de ese plano fijo general; solamente nos percatamos de que algo no encaja cuando escuchamos unas voces en off que hablan y ruido de fondo, que junto al rebobinado de la imagen, haciéndonos ver que se trata de un “vídeo dentro de la película”.

Haneke rueda esta película en Alta Definición, sin artificios en su tratamiento de la imagen, así como tampoco en el montaje, haciendo gala de larguísimos planos estáticos o en movimiento. Pone en la boca de sus personajes diálogos de una gran naturalidad, y logra involucrar al espectador, mostrándole un film que por su naturalismo nos resulta más veraz. Dentro del mismo los temas que se tratan establecen un certero reflejo de la situación que vivimos en pleno siglo XXI, la invasión a la privacidad, la falsa realidad que los medios de comunicación nos venden a diario, el racismo, la desmemorización, la venganza…

La invasión a la privacidad se refleja en los vídeos anónimos y los dibujos que los acompañan, que son depositados en la puerta del domicilio de la familia protagonista, que tras recibir varias cintas se percatan de que los están vigilando, desconociendo el motivo de ello. A continuación, la falsa realidad que nos venden los medios de comunicación se nos muestra de varias formas, todas ligadas al ámbito televisivo; primero con los vídeos anónimos, ya que, en principio, desconocen quién los ha grabado y por qué; en segundo lugar, en una escena la pareja protagonista tiene puesto otro de los vídeos que han recibido y Georges lo quita, poniendo las noticias, su mujer, Anne, le pregunta por qué lo ha cambiado y él le responde “¿Qué más quieres ver?”, creo que esta frase traduce perfectamente el carácter dudoso de los medios de comunicación que hemos comentado; en tercer lugar, el padre de familia es presentador de un programa de televisión, en un par de ocasiones le vemos en el trabajo, donde parece gozar de cierto prestigio, lo cual se contrapone con la imagen privada del mismo, es alguien que siente miedo conforme la historia avanza, pierde los nervios y se encuentra en jaque y sin saber qué hacer ante la situación que se le ha presentado.

El tema del racismo es otro factor, que a mi juicio, debemos tener en cuenta al enfrentarnos a esta obra. Una vez se descubre quién está detrás de las grabaciones, vemos que se trata de un hombre argelino, que vive con su hijo. Éste hombre conoce a Georges desde la infancia pues era hijo de los empleados argelinos que trabajaban para los padres de Georges, los cuales murieron dejando al pequeño en soledad; a éste respecto, Georges pidió a sus padres que no adoptaran al crío. Por otra parte, cuando el matrimonio protagonista sale de comisaría, el personaje de Auteuil tiene un pequeño roce con un chaval de raza negra que iba en bicicleta y que casi le arrolla. Mi pregunta es la siguiente, ¿habría el personaje reaccionado de distinta forma con los otros dos, de no haber sido personas pertenecientes a otras razas? Puede que sí, puede que no. Con la introducción de Majid, el hombre argelino, tenemos que establecer también la relación con el tema del olvido y la “des-memorización”, ya que Georges no recordaba al principio ese episodio de su vida con la familia argelina, o al menos es lo que dice. También debemos enlazarlo con la venganza, pues este acoso a la familia Laurent por parte del personaje argelino, nos hace ver eso. No obstante, la venganza es un mero vehículo aquí para mostrar un problema que aqueja a la sociedad en general, la falta de empatía, una falta de empatía que se muestra de manera de bidireccional.

Ante esto que comentamos surgirá una pregunta, la cual es completamente normal una visto el film: ¿Quién grabó los vídeos Majid o su hijo? Pregunta que Haneke no quiere respondernos, puesto que quien grabase los vídeos carece de importancia, es solamente un vehículo mediante el que mostrar los verdaderos problemas que se critican en la película, involucrando de esta manera de forma directa a los espectadores e invitándoles a la reflexión, haciendo, además otro ejercicio para que los espectadores se involucren más, si es eso posible, mediante la aparente confusión de no saber en ocasiones qué forma parte de la película de Haneke y qué forma parte de los vídeos que reciben la familia Laurent, para que sea el público el que descodifique lo que está viendo. Para mostrar esto Michael Haneke se salta el conocido MRI, haciendo un ejercicio de estilo completamente contrario desde la estructura de la película, pasando por la estética, la ausencia de música, la fotografía, etc., forma de realizar su obra que se muestra en armonía con su filmografía, viendo claros ejemplos de ello en la anteriormente mencionada Funny Games, en Código Desconocido o en 71 Fragmentos de una Cronología del Azar, solamente por nombrar algunas dentro de su filmografía. Y es que los personajes de Caché se mueven en un terreno muy común en la actualidad, el de la apariencia, razón por la que Georges recrimina a su mujer cuando ésta saca a relucir el tema de las cintas de vídeo durante el transcurso de la cena con sus amigos; apariencia también de Anne no quedándonos muy claro si mantiene un idilio con Pierre, tal y como sospecha el hijo de ésta, Pierrot; la apariencia de Georges, su imagen ante las cámaras de televisión como alguien digno de admiración que choca por completo con su imagen en la privacidad, presa del miedo, y habiendo protagonizado hechos de dudosa moralidad.

En definitiva, nos encontramos ante una película diferente, que trastoca el conocido Método de Representación Internacional, donde aquello que percibimos como la historia que se nos muestra en primer término puede resumirse en pocas palabras, mientras que su fondo se encuentra repleto de críticas y alusiones a problemas que atañen a la sociedad contemporánea; una película que lo que muestra no es para nada gratuito, al contrario, para involucrar al espectador, para que éste reflexione sobre lo que ha visto, de una forma que solamente Haneke puede hacerlo, mostrándonos personajes inmersos en situaciones que bien podríamos vivir cualquiera, por ello no nos extraña que se alzara con el premio al Mejor Director en el Festival de Cannes por esta película.


FICHA TÉCNICA
Título original: Caché
Año: 2005
Director: Michael Haneke
Guión: Michael Haneke
Música: Varios
Fotografía: Christian Berger
Reparto: Daniel Auteuil, Juliette Binoche, Maurice Bénichou, Annie Girardot, Lester Makendonsky

Productora: Coproducción Francia-Austria-Alemania-Italia; Les Films du Losange/Wega Film/Bavaria Film/BIM Distribuzione