domingo, 2 de marzo de 2014

CACHÉ

SUTIL RADIOGRAFÍA DEL SIGLO XXI.

Tras enfrentarme a un segundo visitando de éste film de Michael Haneke, se me vienen a la mente otros del mismo director como Funny Games, con el que guarda cierto paralelismo, como pueda ser el tema del acoso a la familia que protagoniza la historia. En cuanto a la forma en que en ésta película se nos muestra el acoso, mediante cintas de vídeo que muestran el exterior de la casa en que los personajes habitan, recuerdo la fantástica Carretera Perdida de David Lynch, donde también reciben vídeos, solo que en la cinta norteamericana en los vídeos que reciben los protagonistas se muestra el interior de su casa, por la noche, sugiriendo una invasión a la privacidad de esas personas, envuelta en un aura de misterio y con una atmósfera oscura y perturbadora.

En el caso de Caché, el tinte perturbador lo ponen los dibujos que acompañan a las cintas anónimas, y por contraposición a la cinta “lynchiana”, esta película de Haneke carece, aparentemente, de esa oscuridad; no obstante, el realismo de que hace gala el film es el que nos hace partícipes de la oscuridad, el lado oscuro del ser humano. Por otra parte, y tomando ahora como referencia los vídeos que envían a los personajes protagonistas, con ellos el director realiza un juego de confusión, como sucede con el inicio de la película en la que vemos un larguísimo plano fijo, en el que aparecen los créditos iniciales de la película, que una vez terminados dejan paso a la totalidad de ese plano fijo general; solamente nos percatamos de que algo no encaja cuando escuchamos unas voces en off que hablan y ruido de fondo, que junto al rebobinado de la imagen, haciéndonos ver que se trata de un “vídeo dentro de la película”.

Haneke rueda esta película en Alta Definición, sin artificios en su tratamiento de la imagen, así como tampoco en el montaje, haciendo gala de larguísimos planos estáticos o en movimiento. Pone en la boca de sus personajes diálogos de una gran naturalidad, y logra involucrar al espectador, mostrándole un film que por su naturalismo nos resulta más veraz. Dentro del mismo los temas que se tratan establecen un certero reflejo de la situación que vivimos en pleno siglo XXI, la invasión a la privacidad, la falsa realidad que los medios de comunicación nos venden a diario, el racismo, la desmemorización, la venganza…

La invasión a la privacidad se refleja en los vídeos anónimos y los dibujos que los acompañan, que son depositados en la puerta del domicilio de la familia protagonista, que tras recibir varias cintas se percatan de que los están vigilando, desconociendo el motivo de ello. A continuación, la falsa realidad que nos venden los medios de comunicación se nos muestra de varias formas, todas ligadas al ámbito televisivo; primero con los vídeos anónimos, ya que, en principio, desconocen quién los ha grabado y por qué; en segundo lugar, en una escena la pareja protagonista tiene puesto otro de los vídeos que han recibido y Georges lo quita, poniendo las noticias, su mujer, Anne, le pregunta por qué lo ha cambiado y él le responde “¿Qué más quieres ver?”, creo que esta frase traduce perfectamente el carácter dudoso de los medios de comunicación que hemos comentado; en tercer lugar, el padre de familia es presentador de un programa de televisión, en un par de ocasiones le vemos en el trabajo, donde parece gozar de cierto prestigio, lo cual se contrapone con la imagen privada del mismo, es alguien que siente miedo conforme la historia avanza, pierde los nervios y se encuentra en jaque y sin saber qué hacer ante la situación que se le ha presentado.

El tema del racismo es otro factor, que a mi juicio, debemos tener en cuenta al enfrentarnos a esta obra. Una vez se descubre quién está detrás de las grabaciones, vemos que se trata de un hombre argelino, que vive con su hijo. Éste hombre conoce a Georges desde la infancia pues era hijo de los empleados argelinos que trabajaban para los padres de Georges, los cuales murieron dejando al pequeño en soledad; a éste respecto, Georges pidió a sus padres que no adoptaran al crío. Por otra parte, cuando el matrimonio protagonista sale de comisaría, el personaje de Auteuil tiene un pequeño roce con un chaval de raza negra que iba en bicicleta y que casi le arrolla. Mi pregunta es la siguiente, ¿habría el personaje reaccionado de distinta forma con los otros dos, de no haber sido personas pertenecientes a otras razas? Puede que sí, puede que no. Con la introducción de Majid, el hombre argelino, tenemos que establecer también la relación con el tema del olvido y la “des-memorización”, ya que Georges no recordaba al principio ese episodio de su vida con la familia argelina, o al menos es lo que dice. También debemos enlazarlo con la venganza, pues este acoso a la familia Laurent por parte del personaje argelino, nos hace ver eso. No obstante, la venganza es un mero vehículo aquí para mostrar un problema que aqueja a la sociedad en general, la falta de empatía, una falta de empatía que se muestra de manera de bidireccional.

Ante esto que comentamos surgirá una pregunta, la cual es completamente normal una visto el film: ¿Quién grabó los vídeos Majid o su hijo? Pregunta que Haneke no quiere respondernos, puesto que quien grabase los vídeos carece de importancia, es solamente un vehículo mediante el que mostrar los verdaderos problemas que se critican en la película, involucrando de esta manera de forma directa a los espectadores e invitándoles a la reflexión, haciendo, además otro ejercicio para que los espectadores se involucren más, si es eso posible, mediante la aparente confusión de no saber en ocasiones qué forma parte de la película de Haneke y qué forma parte de los vídeos que reciben la familia Laurent, para que sea el público el que descodifique lo que está viendo. Para mostrar esto Michael Haneke se salta el conocido MRI, haciendo un ejercicio de estilo completamente contrario desde la estructura de la película, pasando por la estética, la ausencia de música, la fotografía, etc., forma de realizar su obra que se muestra en armonía con su filmografía, viendo claros ejemplos de ello en la anteriormente mencionada Funny Games, en Código Desconocido o en 71 Fragmentos de una Cronología del Azar, solamente por nombrar algunas dentro de su filmografía. Y es que los personajes de Caché se mueven en un terreno muy común en la actualidad, el de la apariencia, razón por la que Georges recrimina a su mujer cuando ésta saca a relucir el tema de las cintas de vídeo durante el transcurso de la cena con sus amigos; apariencia también de Anne no quedándonos muy claro si mantiene un idilio con Pierre, tal y como sospecha el hijo de ésta, Pierrot; la apariencia de Georges, su imagen ante las cámaras de televisión como alguien digno de admiración que choca por completo con su imagen en la privacidad, presa del miedo, y habiendo protagonizado hechos de dudosa moralidad.

En definitiva, nos encontramos ante una película diferente, que trastoca el conocido Método de Representación Internacional, donde aquello que percibimos como la historia que se nos muestra en primer término puede resumirse en pocas palabras, mientras que su fondo se encuentra repleto de críticas y alusiones a problemas que atañen a la sociedad contemporánea; una película que lo que muestra no es para nada gratuito, al contrario, para involucrar al espectador, para que éste reflexione sobre lo que ha visto, de una forma que solamente Haneke puede hacerlo, mostrándonos personajes inmersos en situaciones que bien podríamos vivir cualquiera, por ello no nos extraña que se alzara con el premio al Mejor Director en el Festival de Cannes por esta película.


FICHA TÉCNICA
Título original: Caché
Año: 2005
Director: Michael Haneke
Guión: Michael Haneke
Música: Varios
Fotografía: Christian Berger
Reparto: Daniel Auteuil, Juliette Binoche, Maurice Bénichou, Annie Girardot, Lester Makendonsky

Productora: Coproducción Francia-Austria-Alemania-Italia; Les Films du Losange/Wega Film/Bavaria Film/BIM Distribuzione

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